jueves, 14 de junio de 2007

El cuento

Empezó como un juego, “Anselmo García, guarda parques”, historias sencillas, escritas con las anomalías de los que empiezan a escribir historietas, osos desgarrando pantalones en traseros y tropiezos varios, cuentos predecibles y personajes entrañables, queribles.
Así empecé mi búsqueda, sentado frente a la maquina que sorteaba aventuras en paisajes claros, oportunos.
Anselmo no era otro que el portero de mi edificio, el colectivero que me depositaba cada mañana en la redacción del diario, el verdulero y algunas veces era yo el perseguido por enjambres de avispas .
Creció entonces mi ambición entre novelas de Kafka y Poe, allí donde sombríos hombres mutaban y asesinaban entre escollos de locura y misterio, abandone las historietas y me hundí en novelas de misterio y ciencia ficción, pero curiosamente Anselmo aparecía detrás de algún árbol, vendiendo globos o asistiendo a detectives, siempre ahí.
Intente primero restarle importancia, dejaba que el resto de los personajes ignoraran su presencia, caminando ligero por donde lo cruzaban, recomendándole misiones de otras historias, pero volvía paginas siguientes con resultados inciertos, o camuflado como sospechoso. Hasta llego a disparar a una multitud en una historia de procesiones religiosas. Ahí estaba esperando en la pagina cincuenta, en la treinta, en la doscientos trece, burlando mis incontables intentos de borrarlo, estrellé micros a los cuales no había subido, hice dispararle por veinte asesinos distintos, pero se las arreglaba para sobrevivir.
Mis historias empezaron a desviarse en su dirección, allí donde había un crimen el seguramente aparecería como forense, dando explicaciones inclucive de crímenes de otros cuentos, arrunindome el final de nuevas historias. No buscaba protagonismo, simplemente descarrilaba mis intentos de una escritura seria, empecé a perseguirlo paginas enteras sin tener resultados claros, desvirtuando la idea original, se había tornado una pesadilla.
Deje la narrativa y me volqué a la poesía, durante un tiempo me perdí entre rimas y paisajes surrealistas, hasta que apareció “Anselmo García sonetos” o aquel otro poema famoso que sentenciaba “ En tus ojos me encierro/ como hombre, como Anselmo”
Desistí de todo intento entonces, ahora me dedico a informes Sobre el hambre en medio oriente o cualquier tipo de noticias del mundo real, en donde al pie de cada nota solo figure mi nombre y mi profesión: Anselmo García, Periodista.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No lo he entendido bien, anselmo es el portero de tu edificio? le imaginabas en todo lo que leías? pero tamb resultó ser periodista?
bessos

Pequeña dijo...

A mi también me pasa. Hay una personilla que se empeña en aparecer por todo lo que hago. Me persigue, y no solo en lo que escribo, también en lo que leo.
Me ha gustado el cuento.

Mara dijo...

Anselmo García, periodista. Jeje. Qué bien suena. Es algún extracto de algún texto? Me suena a Gabriel García Marquez...